Desde su aparición en nuestras vidas, el teléfono celular ha sido puesto en tela de juicio en diversas ocasiones siempre por un problema diferente… Empezando por la radiación de sus transmisores, la duración de su batería, la explosividad de su batería, su intromisión en la vida cotidiana, y pare de contar… Y ahora con sus vastos beneficios a la cotidianidad somos envueltos en un escándalo internacional por no decir mundial donde resulta que sus beneficios resultaron en armas de doble filo en nuestra contra, pues, un spyware ha sido develado y ha sido usado por múltiples gobiernos “democráticos” para espiar a sus ciudadanos.
¿Qué sucedió? ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Qué podemos hacer?.
No puedo decir más que lo que se ha reflejado aquí es el interés del Estado en mantener a su población bajo el yugo de su soberanía, podríamos decir que es como un “aquí no se mueve nada sin que yo lo sepa”, pero resulta más escalofriante, no hay garantía de privacidad, ni garantía de que quienes irrumpen con la privacidad de nuestros datos puedan ser puestos bajo la pena dela Ley cuando es el Estado mismo el que ampara éstas acciones que de acuerdo con la Ley es “ilegal”.
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Israel, país desarrollador de dicho spyware ha negado (convenientemente en mi opinión, nada humilde), que otorgue libremente dicho programa de espionaje, y asegura que sus clientes son clasificados “de manera muy estricta”. Interesante discurso de disuasión frente a la prensa mundial, ¿verdad?, considerando que la prensa ha sido el elemento más espiado en la última década en todo el mundo.
Periodistas, activistas políticos, políticos opositores, países, organizaciones no gubernamentales, instituciones, empresas… ¿qué más ha sido espiado? O mejor, ¿Qué no se ha podido espiar gracias a esa vulnerabilidad de la tecnología actual?.
Deshacernos de nuestros equipos digitales no solucionaría el problema, pues, antes se interceptaban llamadas, personas te seguían, alguien te rastreaba… No es posible escapar del Estado, pero SI es posible exigirle un alto, que se calme, que depure su estructura si quiere una mejor sociedad, que castigue a los corruptos que permiten que esa sensación de inseguridad exista, que premie la excelencia ciudadana, pero, no persiguiendo a una nación que ya bastante problema tiene intentando salir adelante por sus propios medios, con su propia fuerza y motivados siempre por algún sentido de esperanza.
El desear un mejor liderazgo gubernamental alrededor del mundo tomaría décadas en ser cumplido, pero por algo se puede empezar… ¡No más espionaje sinvergüenza! ¡No más opresión por parte de quienes están designados para llevarnos a un mejor futuro! ¡Basta!
Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Universo Abierto
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