Cierra 2024, un año extravagante y lleno de elocuentes acontecimientos que marcaron el presidente político, económico y social en todo el mundo.
No faltaba más, ya casi se acaba el año, pero porqué no sorprenderse si aún quedan pendientes bastantes horas por delante, las cuales pueden estar llenas de cualquier cosa, menos de aburrimiento… Medio Oriente en llamas, Europa del Este queriendo olvidar un oscuro pasado, Latinoamérica en una carrera por salir o quedarse en el socialismo, Asia mostrándole los dientes a China… Tal vez me faltan eventos, pero para qué si no caben todos en un solo artículo.
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Ésta semana la noticia estelar ha sido la reactivación del conflicto en Siria, una guerra civil que se creía olvidada ha despertado con un nuevo contendiente liderando las ofensivas terrestres: Hayʼat Tahrir al-Sham (HTS). Este nuevo grupo, formado por exintegrantes del antiguo Frente Al-Nusra, yihadistas extremistas, entre otros combatientes de banderas de tintes extraños, han forjado alianzas con los ejércitos rebeldes que desafían la autoridad de la familia Al-Assad logrando un frente fuertemente coordinado que hoy ha logrado la captura de importantes centros poblados con muy poca resistencia por parte de las tropas regulares.
El mundo ha sido fuertemente sacudido con este resurgir de la guerra, pues no sólo Siria y sus vecinos están interesados en ella, sino potencias militares como Irán, Rusia, Israel, Estados Unidos o Turquía, buscan desesperadamente obtener beneficios de este conflicto que día tras día sólo demuestra que los conflictos pueden imitar a los volcanes: Nunca sabes cuándo volverá a rugir.
Turquía tiene interés en el Kurdistán sirio, Rusia tiene intención de quedarse con sus bases militares, Israel desea destruir todo aquello que huela a Yihad, Irán necesita de Siria para proyectar influencia militar, Estados Unidos al utilizar a Siria podría establecer una zona de influencia incontestable…
Los intereses geopolíticos no hacen más que crecer, el bienestar de la población siria no es la prioridad, una triste decepción para un triste conflicto: Gane quién gane, no ganará sólo, y deberá negociar con sus aliados el reparto del poder, la tierra y las esferas de influencia. Si todo sale bien, será un gobierno moderadamente pacífico, pero esto es el mundo real, no existe la paz verdadera en Oriente Próximo, y contrastando los escenarios globales, será un largo conflicto.
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
Imagen: Naciones Unidas
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