Colombia ha pasado una semana turbulenta en la que diferentes movimientos telúricos ocasionaron la muerte de una mujer y el pánico de todo un país.
El pasado jueves Colombia resultó consternada ante un sismo de 6.1 grados que sacó de sus hogares hasta a las mascotas, debido a la fuerza del movimiento, pero que además dejó el mal sabor de la pérdida de una vida humana.
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Estamos hablando de una joven de apenas 26 años, al parecer de nacionalidad venezolana, quien en medio de un ataque de pánico quiso evacuar el apartamento en donde estaba a través de la ventana, desde un 7mo. Piso, con el infortunio de haber caído al vacío.
Vecinos y transeúntes quedaron en estado de shock al no poder ayudar a la malograda mujer. Dentro de las declaraciones entregadas a la prensa algunos refirieron varias cosas que quedan de alguna manera para reflexionar y ojalá propiciar iniciativas de tratamiento de este tipo de contingencias.
Primeramente, la hoy occisa habría llamado a la recepción del edificio pidiendo ayuda al no tener las llaves del inmueble, lo cual es un error gravísimo pues de comprobarse que irresponsablemente el dueño de la propiedad se haya ido sin dejarle las puertas abiertas a la chica, esta persona podría incurrir en un delito. Por otra parte ¿Cuáles serían los protocolos activados por la administración del edificio ante la llamada de la joven mujer, que seguramente ya habría dado muestras de estar afectada emocionalmente, para brindarle apoyo ante su situación? Otra de las inquietudes tiene que ver con algunas observaciones hechas por los mismos vecinos de que quizá no debería ser tan drástico el sonido de las alarmas usadas en los conjuntos pues ante el siniestro este sonido genera mayor pánico, lo cual habría sido un factor fundamental en la decisión de la aturdida joven de querer salir por la ventana sin recordar que estaba en un séptimo piso.
Finalmente, la llegada tardía del cuerpo de bomberos al lugar de los hechos (3 horas después), que en caso contrario habría podido evitar el trágico desenlace que hoy enluta a una familia y que conmocionó al país ante una pérdida que se ha podido evitar de tener claros como ciudadanos las rutas de acción ante estas circunstancias naturales que no avisan, pero de las cuales podemos aprender para no repetir. Dios bendiga esta tierra, a su gente y a las autoridades que deben garantizar seguridad a sus habitantes.
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Por: Erika Baute
Instagram: @erikabauteak
Imagen: El País
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