Una historia de terror es lo que hermanas, madres, amigas, tías, primas, sobrinas y abuelas, han vivido durante siglos, pues por más derechos y cambios que existan la frase “no conoces el miedo si no te tocó nacer mujer” resulta cierta.
Ser mujer es motivo de orgullo, somos capaces de crear vida, de hacer florecer cualquier proyecto, de amar incondicionalmente y de entender el mundo con un sentido materno que no se iguala, no obstante, nacer mujer parece una condena impuesta desde antes de llegar al mundo, cadena que nos convierte en débiles y sin voz (aunque hay que reconocer que cada día se logra que esto suceda menos).
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Desde que nacemos, nos vemos involucradas en un mundo lleno de prejuicios sobre qué y cómo debemos ser; como mujeres siempre escuchamos cosas tipo “las damitas no se comportan así” “hazme el favor y te vistes como una señorita” “esos no son juegos de niña” “¿por qué eliges el negro, es mejor que te vistas de rosado, es más femenino”, junto a otro sin fin de comentarios que solo pretenden encasillarnos en un estereotipo en el que ser nosotras solo genera culpa y que nos responsabiliza de cualquier hecho como si fuéramos las únicas involucradas.
Cada una de esas acciones generan que la sociedad, que, aunque ha ido cambiado y otorgando derechos a las mujeres, siga siendo un lugar peligroso para nosotras, solo genera que vivamos en un cuento de terror de nunca acabar que contamos de generación en generación y cuya historia se llena de monstruos como John Poulos que por “amar tanto” a una mujer decidió matarla, o Javier Velasco, que no le tembló la mano en matar a la que consideraba una “amiga”.
La situación de las mujeres, no solo en el país, sino en el mundo, sigue siendo la de vivir con miedo, pero cada 8 de marzo que pasa nos recuerda que esto algún día cambiará, que somos más juntas, que llegará el día en que no contemos una historia de terror ni que tengamos que leerla, sino que transmitamos de generación en generación consejos de amor y de vida, mas nunca más un “hazme caso, no te vistas así que van a pensar que los estás provocando”.
La lucha no se termina, seguiremos exigiendo con nuestra voz y demostrando con nuestras acciones que ser mujer no es un motivo para nacer condenadas, haremos que la sociedad se transforme y entienda que al final no sirve de nada regalarnos flores si en el día a día no cambian las acciones que nos hacen vivir con miedo a nosotras.
Por una vida como mujer sin sentir miedo por haber nacido, por una vida como ¡MUJERES LIBRES!
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Por: Paula Andrea Porto Tavera
Instagram: @paulaportocine
Imagen: Freepik
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