Amanece una vez más en Colombia, el café está sobre la mesa y el televisor se enciende; la primicia: un joven de 37 años tuvo la culpa de ser cruelmente agredido por salir en la noche y por estar en la universidad a una edad tan vieja, el autor de este acto violento aún no se conoce, pero ya se están buscando a los responsables… que derribaron aquella estatua sin vida y con un significado de esclavitud y opresión para las comunidades indígenas.
Es doloroso ver como los medios de comunicación construyen un breve informe sobre las personas que han sido golpeadas, abusadas sexualmente e incluso asesinadas, mientras que le dan mucho más tiempo a la historia de que el terror se tomó las calles y que es imposible producir porque los “vándalos” tomaron las calles.
Le puede interesar: ¡A parar para avanzar!
No se puede negar que hay algunos desadaptados que han hecho cosas horribles que fomentan el terror, Sin embargo, esto solo es una pequeña parte de los hombres, mujeres, jóvenes, indígenas, afrodescendientes y comunidades vulnerables las que salen en un grito de lucha pacífica y unión. No se sabe que es lo que más indignación causa, si la falta de garantías en una marcha en paz, si los políticos colocando calificativos negativos a estas marchas, o los medios diciendo las cosas a medias.
Cada día las cosas se ven más opacas y frías, la multitud sigue adelante a pesar de las críticas de los políticos que los tildan de vagos, sí los mismos que hacen contratos millonarios por cosas que jamás les llega a su pueblo; que siguen adelante a pesar de que la gente y los medios los hacen culpables de la escasez de alimentos, cuando en las regiones más alejadas del país, los niños sufren complicaciones de salud o fallecen por enfermedades asociadas a la desnutrición. La manifestación es un grupo valiente y resiliente que quiere que cada poblador de Colombia no tenga que suplicar por lo que denomina un derecho.
Esto no lo hago con el objetivo de romantizar la aguda situación que se vive en el país, sino con el propósito de que como sociedad no caigamos en el juego de los medios. En las calles hay artistas, defensores, seres humanos, que a través de bellas expresiones como el baile, la música, la pintura, y muchas más, quieren un mejor futuro para nosotros y nuestras próximas generaciones. Tenemos que creer, se lo debemos a Lucas, a Nicolás y a las demás personas que han sufrido las graves secuelas de la violencia dentro del marco del Paro Nacional.
Por: Daniela Díaz Álvarez
Instagram: @danielalovecats
Imagen: Shock
*Las opiniones expresadas no representan la posición editorial de Zona Captiva. Es responsabilidad exclusivamente de autor.
