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Redes sociales y salud mental adolescente: una alerta silenciosa que no se puede ignorar

Redes sociales y salud mental adolescente: una alerta silenciosa que no se puede ignorar
Imagen de: Cortesía

Expertos advierten sobre los efectos negativos del uso excesivo de redes sociales en la autoestima, la identidad y el bienestar emocional de los jóvenes.

El auge de la serie británica Adolescencia ha puesto de nuevo sobre la mesa una preocupación creciente: el impacto de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes. Aunque la ficción dramatiza la vida juvenil, muchos de los temas abordados reflejan realidades que viven cientos de jóvenes en Colombia y América Latina, donde el entorno digital moldea cada vez más sus relaciones, emociones y autoimagen.

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Según la psicóloga Liliana Carvajal, especialista en Psicología Clínica y de la Salud, la adolescencia es una etapa decisiva en la construcción de la identidad y la autoestima, y el uso de redes sociales puede funcionar como una herramienta de conexión, pero también como una fuente de presión, comparación y vulnerabilidad emocional.

Riesgos que crecen con cada ‘scroll’

Carvajal explica que el uso excesivo de plataformas digitales está relacionado con síntomas de ansiedad, depresión y aislamiento social. “Fomenta un sentido de validación externa que puede debilitar la autoestima de los adolescentes”, señala.

Si bien la tecnología puede facilitar la expresión creativa, el aprendizaje y la socialización, el riesgo de ciberacoso, adicción digital y alteraciones en la percepción de la imagen corporal también aumenta. En este contexto, los adultos tienen un rol esencial. Establecer límites de uso, promover la conversación abierta y acompañar activamente la experiencia digital de los jóvenes se convierte en una necesidad urgente.

Redes sociales y el espejo distorsionado de la identidad

Durante la adolescencia, los jóvenes están en plena búsqueda de sí mismos: ¿Quién soy? ¿Cómo encajo? En este proceso, los ideales irreales de belleza, éxito y felicidad que proliferan en redes pueden generar una percepción distorsionada de lo que significa ser aceptado.

Para mitigar estos efectos, la psicóloga recomienda:

  • Fomentar la autocompasión y aceptar la diversidad emocional y corporal.
  • Promover actividades presenciales que fortalezcan habilidades personales y valores auténticos.
  • Desarrollar pensamiento crítico frente a los contenidos digitales consumidos.

Es vital que los adolescentes comprendan que lo que ven en redes no siempre refleja la realidad y que su valor no depende del número de ‘likes’ que reciban”, enfatiza Carvajal.

Familias y amistades: el mejor escudo

Las relaciones familiares y de amistad juegan un rol protector clave. Un entorno de confianza, comunicación y validación emocional ayuda a que los adolescentes construyan una autoestima sólida y herramientas para enfrentar los desafíos del entorno digital.

A esto se suman factores como la presión académica, las normas de género o las dificultades económicas, que también pueden agravar la carga emocional. Por eso, abordar estos temas desde la empatía y no desde el castigo es fundamental.

¿Cómo saber si algo anda mal?

Entre las señales de alerta que deben encender alarmas en padres y educadores están:

  • Cambios bruscos en el comportamiento
  • Aislamiento social
  • Irritabilidad constante
  • Bajo rendimiento académico
  • Expresiones de desesperanza o pérdida de interés

Frente a estos síntomas, la respuesta debe ser empática y oportuna:

  • Buscar apoyo profesional con psicólogos o psiquiatras especializados.
  • Crear espacios de diálogo donde el adolescente se sienta escuchado y respetado.
  • Promover prácticas de autocuidado emocional como el ejercicio, la respiración consciente o el mindfulness.

Educar, no prohibir

Demonizar la tecnología no es la solución. El verdadero reto está en educar en el uso consciente, equilibrado y crítico de las redes sociales. Es una tarea que no recae solo en las familias, sino también en los colegios, medios de comunicación e instituciones.

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La prevención y el acompañamiento cercano son las mejores herramientas que tenemos para proteger la salud mental de nuestros adolescentes. Hoy más que nunca, es necesario formar generaciones que puedan navegar de manera crítica, segura y saludable en el mundo digital”, concluye Carvajal.

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