Has despertado, otro día empieza para el inicio de otra jornada rutinaria, te levantas y ves que hace un sol radiante, dan ganas de salir; te preparas (o te preparan) el desayuno, y cuando ves la sección de noticias en el televisor no aparece nada bueno que ver, políticos nacionales corruptos, desacuerdos en el estado de la economía global, países con problemas sin resolver…
Y luego ésta noticia: «Un país le declara la guerra a otro país de manera formal, por su intervención al contraatacar al grupo armado que ejecutó una operación armada sorpresa en su territorio».
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Piensas, ves las imágenes, la destrucción, la ira en los «líderes», la información que pasan por el noticiero, te preguntas: ¿Otra guerra más?.
Recuerdas que las guerras más bien nunca acaban, pero que pareciera que esta vez algo es diferente… Siria con su guerra civil, Rusia y Ucrania en su conflicto territorial, Israel con Hamás buscando exterminarse, la África Subsahariana en medio de un caos político institucional (golpes de estado), golpes de mano en el mar de la China meridional, Arabia Saudí en su intento por aplacar a los insurgentes de Yemen…
Son tantos conflictos, tantos, ¿y para qué?, ¿por qué?, ¿qué?… ¿qué buscan?, ¿control?, ¿poder?, ¿desatar el odio para ver si tu enemigo se extingue?; en la guerra, el enemigo no es el contrincante a quien le estás disparando, no es el ejército a quien estás intentando neutralizar, eres tú, que estás en una guerra que no pediste para aniquilar un enemigo que no declaraste…
Como humanidad cruzamos la línea roja desde hace ya mucho tiempo, sólo no nos hemos dado el tiempo para entenderlo. hemos conformado sociedades «que buscan la paz» pero que se arman para ir a la guerra sólo para «defender esa paz». Intuitivo pero ilógico de toda forma y manera, pues estás diciéndole al mundo que irás a la guerra a la primera señal de peligro, lo cual es plausible, pero estúpido, simplemente todos se odian entre todos por el mero hecho de existir.
A lo largo del último milenio, más específicamente la última mitad, la humanidad ha desarrollado armas, tácticas, y maneras de destruir al enemigo con el menor desgaste de recursos humanos propios, y la mayor destrucción de aquel a quien has considerado «tu enemigo».
Lo triste de las últimas guerras, es que la mayoría de ellas no se ha declarado por una razón lógica en especial, porque podemos entender las «guerras justas», que buscan defender un territorio que ha sido invadido por un invasor, pero, ¿y las demás?…
La guerra contra el terrorismo, es la guerra más inútil de todas, porque se ha demostrado que el terrorismo sólo existe porque alguien o algo lo financia, lo habilita a existir, y sólo existe porque hay intereses de ese alguien o ese algo por destruir «sin involucrarse» a un «enemigo en común»…
La política es un mundo oscuro, difícil y enredado, con muchos intereses de por medio, y poca o casi nada de honra visible o invisible, aquellos viejos tiempos donde los generales se encontraban en el campo de batalla antes de iniciarla, ya no existen, pues hoy en días las batallas se han ganado o perdido antes siquiera de ejecutarlas.
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Por: Jean Carlos Guerra
Instagram: @jeanguerra.95
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