La Semana Santa es una de las festividades más importantes del calendario católico. Es un momento de reflexión y recogimiento en el que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Esta semana es un espacio para que con nuestras acciones cotidianas y atendiendo la invitación de abstinencia, como por ejemplo: no comer carne roja, podamos hacer memoria del acontecimiento de la pascua, y acogerla desde lo simbólico y lo profundo.
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Ahora bien, la abstinencia no tiene que ver únicamente con no consumir carne roja, que en nuestro contexto para algunas personas es un privilegio, la abstinencia es más un llamado a ser conscientes de poder despojarnos de algo que para nosotros es cotidiano y nos genera comodidad, es decir: consultar las redes sociales, hacer compras innecesarias, hablar mal de los demás, consumir cigarrillo, comer en abundancia, etc.
Por lo tanto, abstenerse de algo, no solo de consumir carne roja, como práctica en esta Semana Santa, es una invitación a recordar a un Jesús que se despojó de su propia vida y que el Padre en su infinita misericordia le resucitó, es la posibilidad de que con nuestras acciones podamos reflexionar sobre aquello que nos aleja de lo que Dios quiere para que cada una y cada uno podamos cambiar con acciones consientes y profundas nuestra cotidianidad.
¿Por qué hay tantos mitos es Semana Santa?
Herbert Cárdenas, Coordinador del Programa Caminos de la Buena Noticia, Centro Pastoral San Francisco Javier, de la Universidad Javeriana.
Alrededor de la Semana Santa existen muchas creencias asociadas a los acontecimientos que se celebran en esta semana, estas creencias son la sumatoria de todas las interacciones que han tenido todas las culturas, todas las sociedades que han habitado un territorio y que, en su desarrollo histórico, se permean unas a otras entretejiendo estas creencias que se convierten en mitos y leyendas.
En Colombia se puede encontrar que aún existen mitos que las personas asumen como reales, por ejemplo: no tener relaciones sexuales, no comer carne roja, no barrer, no bañarse en un rio, no vestirse de rojo, etc. Estas creencias son la sumatoria de la yuxtaposición de los elementos propios de diferentes culturas: la indígena, la europea, la africana, la campesina, la urbana, la andina, la caribeña, etc. que han habitado nuestro territorio.
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Independientemente de lo que las personas crean, lo importante es, por un lado, se puedan respetar esas creencias, pero también que esas creencias que derivan en acciones, respondan a la invitación que la Semana Santa nos hace: una época para reflexionar, para cargar de sentido nuestras acciones y que con ellas podamos recordar a quien murió por todos nosotros y que Dios en su infinito amor lo resucitó y vive.
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